jueves, 29 de octubre de 2015

PRESENCIA DEL FERROCARRIL


     



     En enero de l889 comenzó, por parte de los ingleses, el tendido de la línea férrea de Toledo a Nico Pérez, pasando por el paraje Costa del Tala, l2a. sección judicial de Canelones (San Bautista).
     Esa vía atravesaba, entre otros, el campo de Alejo Martínez Garín, una fracción de 119 cuadras, 9105 metros cuadrados, empadronada con el No. 3752 que había comprado el 9 de julio de 1891 a Eduardo Rodríguez, y cuyos límites eran: al norte Julio Pirotto, al sur Yanello, al este sucesión Amaro y al oeste sucesión Vidal.
     Al poco tiempo que Alejo Martínez se radicó en ese lugar con su familia, el l de setiembre de l89l fue inaugurada la línea de ferrocarril con el pasaje del primer tren que conoció esa zona.
     El escritor Benjamín Fernández y Medina cuenta: "... el terror de los ganados chúcaros que huían de los campos que cortaba, dejando una huella indeleble en aquellos hierros paralelos acostados y ligados sobre la cama de ñandubay; el incendio de los pastizales secos por el  sol de verano, con las chispas que volaban del furgón calentador de la barriga del monstruo... "  ("Cuentos del pago", l893).
     Los lugareños recurrían a la Estación Cazot (San Bautista) cuando necesitaban el servicio del ferrocarril.
     Según anécdota recogida por el historiador e investigador Oscar Mourat "la familia del doctor Castellanos viajaba de Montevideo a su estancia, especialmente en verano; pero el doctor, siempre impaciente, no bajaba  en Cazot sino que hacía parar el tren en las inmediaciones de la actual Estación Castellanos.
     Una vez sus nervios lo llevaron a arrebatarle la bandera roja a un guarda, con lo que hizo parar el tren." (Obra inédita, año 2008)
     Relatos orales de  personas que conocieron al Dr. Alfredo Eustaquio Castellanos  cuentan que desde la estancia "La Concepción" no había camino hacia la línea férrea  a la altura de la localidad actual. Un día el doctor subió a la diligencia y salió cortando trigales de otros vecinos derecho a la vía que distaba unos siete kilómetros.
     Una descendiente del abogado comentó en una oportunidad: "El doctor obligó, por la vía de los hechos, a realizar la parada ya que se enviaban encomiendas desde Montevideo a su estancia,"   (Néstor Hugo Satrano: "Historia de Castellanos", 2008)
     En escritura del escribano  Pérez Montebruno se establece que en octubre de l90l Alejo Martínez vendió al Ferrocarril Central del Uruguay una fracción de campo de 3 hectáreas, 8073 metros cuadrados  ubicada a ambos lados de la vía férrea, kilómetro 7l, lindando por  el sur con Domingo Izzo y por los demás lados con el mismo terreno de Alejo Martínez.
     El 29 de diciembre de l903, después de distintas gestiones realizadas por el Dr. Castellanos,  se aprobó la ley de creación de la Parada Castellanos.
   
     Siguiendo la información brindada por periódicos de la época:

     "El domingo 9 de julio de l905 tuvo lugar en este paraje un hermoso festival que el doctor Alfredo Castellanos nos dio a todos los obreros que construimos la casa-estación  en la parada mencionada."  (Periódico "La Reforma", Canelones l6/7/05)
  
      ".... La Parada, por resolución del Gobierno y a petición de la empresa del Ferrocarril Central, ha pasado a la categoría de  Estación. Ya están aquí los materiales para edificar, desvíos, etc. y el lunes 25 del corriente  empezarán los trabajos bajo la dirección del ingeniero Rowen." ("La Reforma", 24/9/l905)
  
    "El 4 de marzo de l906 el Dr. Castellanos vendió su chalet a la empresa  del ferrocarril..."   ("La Reforma", 4/3/l906)
     Y con una gran fiesta, el 11 de marzo de l906 se inauguró la Estación Castellanos.




                                                       Por Olga Guadalupe y Julio Lasa

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