jueves, 29 de octubre de 2015

ESCUELA No 44

    Desde antes de la Reforma encabezada por José Pedro Varela los estancieros exigían a los distintos gobiernos que se  extendiera la educación primaria en el campo uruguayo, como parte de la modernización.

                           (Revista de la Asociación Rural, l5/ll/l875)

     Aún por el Novecientos la extensión de la enseñanza era totalmente insuficiente y un 50% de la población era analfabeta. La realidad en el medio rural era la más grave/

    

     Fue ante esa situación que los gobiernos de Batlle y Ordóñez y Williman dieron un gran impulso a la educación, especialmente a la creación de escuelas en todo el país.



RECLAMO DE LOS VECINOS


     En el paraje Costa del Tala no existía un centro educativo que atendiera a la creciente población infantil. De ahí que el vecindario reclamase la creación de una escuela.

     Con la iniciativa del doctor Alfredo Castellanos, en mayo de l906 se reunieron varios vecinos en la estación de ferrocarril con el objetivo de nombrar una Sub-Comisión de Instrucción Pública y activar los trabajos para la instalación de la escuela, solicitándole a la empresa ferroviaria el terreno necesario para construirla.

     A mediados de l907 la Comisión Departamental indicó a la Dirección General de Instrucción Pública los parajes donde se instalarían seis escuelas rurales autorizadas por el Gobierno. Esos parajes eran Cañada de Sotelo, Sarandí de Miguez, Paso del Sordo, Costa de Pando, Puntas del Arenal y Estación Castellanos, ya que estos distritos contaban con núcleos de población importante y con un elevado número de niños.

     En la estación continuaban las reuniones con el fin de obtener un terreno y/o local donde funcionara la escuela. El doctor Castellanos ofreció la posibilidad de instalarla en un terreno de su estancia, ¡distante a 7 kilómetros de la estación!



PRIMER LOCAL


      En mayo de l908 el vecino Pascual Yaniero decidió alquilar el terreno y el edificio a construir. Dicho terreno estaba ubicado frente al Camino Nacional,  a unos 250 metros de la estación. La construcción, con chapas de zinc en exteriores y madera por dentro, finalizó en pocos meses y el 5 de octubre del mismo año se inauguró la Escuela Rural No.44.

     Según testimonios de ex-alumnos la distribución de ambientes era la siguiente: un salón para clases, una cocina y casa habitación.

     Las clases se iniciaron el mismo día de la inauguración, a cargo de la señorita Maestra Matilde Ghiosso, nacida en Italia. Había trabajado en la Escuela Rural No.l8 de San Bautista y pidió traslado en agosto de l908 para la de Estación Castellanos, el que fue otorgado en el mes de setiembre.

     Los alumnos ese año fueron 32, con un promedio de edad de l0 años; algunos ya poseían  rudimentos de lectura y escritura por la enseñanza recibida en sus hogares.

     El l9 de diciembre tuvieron lugar los exámenes, a los que concurrieron varias familias, y a los niños se los obsequió con bombones.

     Hay que destacar la labor realizada por la Maestra Matilde, que fue pionera,  para con sus alumnos y con los vecinos, enseñando a niños que faltaban mucho a clase debido al trabajo rural, proporcionándoles alimentación y vestimenta; realizaba  tareas de extensión cultural  con el apoyo de técnicos, con charlas brindadas a los agricultores, a las amas de asa, etc. La escuela pasó a ser el centro cultural y social de la zona.

     Matilde Ghiosso contrajo matrimonio en l9l0 con Juan José Lasa Cazot, oriundo de San Bautista, que se instaló en Castellanos  con un comercio.

     En el local escolar se constituyeron Comisiones de damas y de jóvenes cuyo fin principal era realizar actividades benéficas (veladas artística, bailes, etc.)

     La Maestra Ghiosso se retiró en l929. El alumnado se había  incrementado sustancialmente y la capacidad locativa resultaba insuficiente. Se comenzaron los trámites para construir otro edificio. Ahora la maestra era la señorita Margarita Torterolo.



SEGUNDO LOCAL


     En 1929 la Sucesión de la familia Martínez Costa vendió al Consejo de educación Primaria una parcela de 4 hectáreas ubicada sobre el Camino Nacional, próxima a la escuela existente y a un kilómetro aproximadamente de la futura carretera desde Montevideo a San Ramón ( es decir, la Ruta 6).

      En enero de 1930 se anunciaba la construcción del nuevo local. En 1932 accedió a la Dirección de la Escuela ( aun en el viejo local) la Maestra María Elena Marino de Iglesias.

     Finalmente, en el mes de junio de 1933se inauguró el nuevo edificio con una fiesta apoteósica. Este local tenía 2 aulas grande, vivienda para la Maestra Directora y gabinetes higiénicos modernos.

    Siempre con la Dirección de la Maestra María Elena y la colaboración de su esposo, Manuel Iglesias, la matrícula continuaba creciendo. A solicitud de la Directora el Consejo de Enseñanza Primaria creó en 1939 un cargo de Maestra Ayudante, el que fue concedido rápidamente a la señorita Mabel Durante.

     Para resguardar a los alumnos en los días fríos y lluviosos durante los recreos se construyó, junto al local escolar, una amplia glorieta.

    Las autoridades de la enseñanza donaron un radio- receptor y un cargador aéreo( molino) que la Comisión de Fomento hizo instalar de inmediato. A partir de ahíla escuela tuvo agua corriente.

    En 1940 habían 130 alumnos y al año siguiente se inauguró un nuevo salón, el que era por demás necesario.

    En 1949 se amplió la casa habitación para la Directora y se incorporó otra Maestra ayudante.

    María Elena fue nombrada Directora del Instituto Normal de San Ramón en 1950 y se retiró de la escuela No. 44 que ya era Urbana. Su cargo fue ocupado por María del Carmen Barreto de Vallés.


    En 1954 se trabajaba con dedicación y entrega, se favorecían estratégeas significativas en la formación de niños y jóvenes. Era una escuela abierta. Los espacios físicos donde se desarrollaban las propuestas pedagógicas pedagógicas  iban más allá del salón de clase; había un contacto directo con la naturaleza estimulando la observación, ofreciendo la oportunidad de experiencias directas, posibilitando la autonomía y el desarrollo de la creatividad; se practicaban ejercicios gimnásticos. Los varones aprendían elementos de carpintería con el esposo de la Directora; las niñas recibían clases de costura,  bordados, tejido y cocina (elaboración de quesos, manteca, dulces, postres y licores).

     La escuela estaba instalada en el medio natural y de acuerdo con los principios de la moderna pedagogía.

     Además la escuela continuó siendo el centro cultural y social de ese paraje. Su local era utilizado, entre otros, por la Dirección de Agronomía del ministerio respectivo, que hacía giras con un proyector cinematográfico y exhibiendo películas relacionadas con temas rurales ( década de 1940).

    En noviembre de 1952 el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas fundó en la escuela No. 44 dos clubes de jóvenes, “Amanecer” e “Ibirapitá”, con proyectos agropecuarios, de economía doméstica y decoración. Este fue el origen de los Clubes Agrarios. El Club “Ibirapitá” funcionó en el local escolar durante muchos años.

    En 1960 la Biblioteca de la escuela paso a ser abierta a todo el vecindario.

    Dentro de la acción social, diremos que en 1936 se reorganizó la Comisión de protección y Fomento escolar, la que trató de planificar la ayuda a los niños de bajos recursos, comprando ropa y calzado.

    También, y aunque parezca increíble, por iniciativa de la Maestra Marino se construyó el Club “ Artigas- Varela” como un lugar destinado a reuniones, espectáculos y fiestas, actividades que hasta ese momento se realizaban en la misma escuela y en un espacio que tenía la Sociedad de Fomento Local.



                                                                  Olga Guadalupe y Julio Lasa































1 comentario:

  1. Excelente material Olguita!!!! Felicitaciones por tu tarea comprometida!!!!

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