jueves, 29 de octubre de 2015

HALLAZGO DE FÓSILES EN COSTAS DEL ARROYO TALA



        1-  PASEOS  DE  LAS  FAMILIAS  DE  CASTELLANOS  AL  ARROYO

        En los fines de semana de primavera y verano el arroyo Tala era visitado por vecinos de la zona, durante unas horas, por toda la jornada o acampando varios días. Desde lejos se veían las columnas de humo de los fogones...
        El monte ribereño de molles, sarandíes, coronillas, talas, sauces y otros árboles, con proliferación de enredaderas (madreselvas y mburucuyás),  brindaba sombra y leña.
        Alli abundaban variadas especies de animales: patos, pájaros, nutrias, carpinchos, lobos de agua, etc.
        Las lagunas arenosas ofrecía el agua para baños y las más profundas eran utilizadas para la pesca de mojarras, casteñetas, tarariras, bagres, anguilas...


       2 - UN VECINO ENCONTRÓ PIEZAS FÓSILES

       Recorriendo el arroyo en las cercanías de Castellanos, y con agudo sentido de observación, por la década del setenta un joven de la zona halló en un montículo de arena y cantos rodados piezas calcáreas que le llamaron la atención y recogió algunas de ellas.
       En ocasión de viajar a Buenos Aires se puso en contacto con un reconocido paleontólogo, integrante del equipo de expertos de un Museo de Ciencias Naturales, quien luego de estudiar esas piezas manifestó que eran placas del caparazón de un animal extinguido llamado Gliptodonte, que se podría comparar con una mulita gigante.
       Posteriormente la misma persona encontró placas de forma similar junto al arroyo Villegas, afluente del Tala.


       3- CARACTERÍSTICAS DE LOS GLIPTODONTES

       Hace más de l0.000 años se paseaban por esta región  (1) esos mamíferos acorazados, herbívoros, que convivían con otros animales de gran tamaño.
        Los gliptodontes llegaban a tener más de 3 metros de largo, altura similar a la de un hombre, y pesaban más de 1.000 kilos.
        Se destacaban por su caparazón rígido formado por gruesas capas hexagonales fusionadas entre si.  La cola,  con huesos puntiagudos,  sería sin duda un arma temible.
        Durante milenios los caparazones vacíos estuvieron dispersos por los campos y posiblemente eran utilizados por los indígenas como refugio.

               
   (1)  Actuales territorios de Uruguay, Argentina y sur de Brasil.                                    


                                                           Olga Guadalupe  y  Julio  Lasa

                                                                          Montevideo,  2 de mayo de 2015


Fotos  de un caparazón de gliptodonte tomadas en la Facultad de Ciencias de Montevideo:














No hay comentarios:

Publicar un comentario